Son las 5 de la tarde y caminando por la calle sientes un aroma a pan recién horneado, miras a tu alrededor y encuentras una clásica panadería. Sin pensarlo mucho entras a la tienda, observas el mostrador y eliges el tipo de pan que se vea más crujiente. Llegas a casa, lo pruebas con un poco de mantequilla que te recuerda al sabor de tu infancia, a esos lonches por la tarde con toda la familia. Eso es marketing sensorial.
Percibimos el mundo a través de nuestros sentidos, y muchas veces como empresarios o marketeros, ignoramos esta premisa y nos enfocamos en crear grandes estrategias, cuando lo único que debemos hacer es volver al origen de todo: lo que sentimos. El marketing sensorial toma control de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto para crear asociaciones emocionales con una marca para enamorar, atraer y sobre todo, vender.
Orígenes del marketing sensorial
El marketing sensorial se remonta a la década de 1940, cuando los especialistas en marketing comenzaron a explorar el papel de la vista en la publicidad impresa, donde investigaron los efectos de diferentes colores y tipografías. En los 60 la televisión se abrió camino y los anunciantes decidieron experimentar con el sentido del oído, al crear jingles musicales que se apoderaron de nuestra mente. Durante los años 70 la aromaterapia se popularizó y los especialistas en marketing descubrieron que los aromas cuidadosamente seleccionados podían hacer que sus productos fueran más atractivos para los consumidores.
Actualidad del marketing sensorial
Hoy en pleno 2020, estas experiencias sensoriales deben sumar un elemento clave: la bioseguridad. Podemos tomar todos los protocolos establecidos, pero si el cliente no se siente seguro en un establecimiento, es muy probable que evite visitarlo. Colocar dispensadores de alcohol correctamente identificados, limitar el aforo, tener al personal de atención con los mejores implementos de bioseguridad y hacer desinfecciones periódicas del espacio, lograrán que el cliente no solo esté seguro, sino que se sienta seguro.
Tomar control de la experiencia de los clientes en el punto de venta es clave para diferenciar a una marca. Para ello es necesario conectar con cada uno de sus sentidos en el momento decisivo y hacerlo en base a las sensaciones que queremos evocar en nuestros clientes. Quien suele ejecutar esto bastante bien es Starbucks, pues se asegura que en cada tienda se sienta el aroma a café, que la música esté sintonizada con el ánimo de la tienda y al escuchar tu nombre sepas que tendrás una bebida recién preparada y lista para llevar sin quemarte las manos, ni derramarla.
Además, después de su reapertura en pandemia, ha brindado los implementos de bioseguridad necesarios a su personal, revisa la temperatura de sus clientes a la entrada y lo que es sorprendente, rocía de desinfectante a cada bebida antes de entregarla. Una experiencia sensorial hoy no solo involucra sensaciones placenteras sino que deben priorizar antes que todo, la bioseguridad.
En Admosfera creemos en la construcción de experiencias sensoriales y emociones con los clientes en todo tipo de espacios. Somos especialistas en identificar cada aspecto que debe conectar con los sentidos de los clientes. Contáctanos para conocer cómo crear una experiencia multisensorial que incluya aroma, música, y especialmente, bioseguridad.
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